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El próximo 9 de noviembre se va a cumplir el trigésimo aniversario de la Caída del Muro de Berlín, símbolo de la Guerra fría, frontera única en la historia y emblema de una ciudad que lucha, incluso hoy en día, por cerrar las heridas de su propio pasado.
Hablar del Muro de Berlín es hablar de un punto de inflexión en nuestra historia, la disputa entre los dos grandes bloques, EEUU y la URSS llegaba a su fin, y nada volvería a ser como antes. Sin un bloque soviético para compensar, el capitalismo estadounidense tendría vía libre para llevar su “American Way” a los cuatro confines del planeta.
En esta historia la política, la economía y la propaganda van a ser el hilo conductor que nos lleven a recorrer los apasionantes años que cimentaron nuestro presente.
Orígenes del Muro de Berlín
La Alemania Nacionalsocialista de Adolf Hitler fué derrotada por los soviéticos en Berlín en mayo de 1945. El Führer se quitó la vida en el búnker acompañado entre otros de Eva Braun, Joseph y Magda Goebbels dando punto y final al delirante sueño de una Europa Nazi y libre de judíos, homosexuales, comunistas y gitanos.
En una Berlín desolada tras la guerra se empezó a fraguar la Guerra fría con la Conferencia de Potsdam. Entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945, Churchill (Reino Unido), Truman (EEUU) y Stalin (URSS) decidieron con el acuerdo de las cuatros dés: dividir, desprusianizar, desnazificar y desmilitarizar Alemania.
El país se dividió en cuatro sectores militarizados controlados por las tres potencias más Francia, Berlín, con el objetivo de que no quedase en manos solo soviéticas, se volvió de nuevo a subdividir de la misma forma. Los barrios del centro y este quedaron en manos rusas, siendo la Isla de los Museos, los antiguos Ministerios y la Puerta de Brandenburgo los puntos más conocidos.
Los años de la Posguerra en Berlín: Guerra económica y Éxodo de Este a Oeste
Los cañones silenciaron su estruendo, el polvo se disipó y los alemanes volvieron poco a poco a despertar de esa pesadilla colectiva que fué el nazismo entre los escombros de Berlín. El estraperlo y el contrabando se tornaron en la economía habitual al mismo tiempo que surgían dos monedas diferentes en la RDA, (República Democrática de Alemania) y la RFA (República Federal de Alemania).
La Guerra fría se vivió de forma más intensa desde los despachos de Moscú o Washington que en una trinchera real. El plan Marshall soportó el nuevo Marco occidental para frenar el auge del comunismo llenando de dólares los países del oeste de Europa. En la otra parte de esta frontera que se estaba empezando a erigir, los comunistas, maltrechos tras la guerra, no podían competir con la fortaleza de Wall Street.
Durante la intensa década de los 50, en ese Berlín separado y perteneciente a dos países, se empieza a cimentar el motivo por el cual se levantaría un muro en la siguiente década. El cambio de divisa era muy desfavorable para la Alemania Comunista y cada vez más gente empieza a trasladarse al país capitalista. Se calcula que en los 12 años que transcurrieron desde el 49 hasta el 61, alrededor de tres millones de personas (de una población de quince) se cambiaron de lado.
Años de contener la respiración. Terror Nuclear. El Muro como calmante
La guerra no volvería a ser lo mismo desde las tragedias de Hiroshima y Nagasaki. El acceso a devastador armamento nuclear por parte de EEUU primero y luego URSS cambiaría las reglas de juego en el Tablero de la Geopolítica. Ahora de alguna forma se entendía que de haber una tercera Guerra Mundial sería una guerra directamente nuclear y de consecuencias devastadoras. Einstein dijo que no sabría como sería la siguiente guerra mundial, pero sí tenía claro que la cuarta sería con lanzas y piedras.
Mientras los ecos de la Guerra Fría repicaban en Corea y Cuba, en el verano berlinés de 1961 se empezó a fraguar el plan para erigir una frontera física en la ciudad. Walter Ulbricht, presidente de la RDA dijo ante la prensa en junio de que nadie se estaba planteando un muro al mismo tiempo que el plan estaba en marcha.
La creación del Muro de Berlín
La noche del 12 al 13 de agosto de 1961, los berlineses se fueron a dormir como cualquier otro día. A las primeras luces del alba, y al asomarse por las ventanas, se pudo comprobar cómo un ejército perfectamente organizado de 18,000 personas entre brigadistas, policías y militares estaba sellando el perímetro de Berlín Oeste. El muro empezaba su camino.
Desde ese mismo día se dificultó enormemente el tránsito de una parte a otra de la ciudad, las fronteras se cerraron y muchos berlineses quedaron separados de sus familias o perdieron el trabajo por no poder acceder a sus puestos.
El muro como una criatura viva fué evolucionando con el paso de los años, de una estructura formada por ladrillos que apenas pasaba del metro y medio, a un gigante de más de tres metros vigilado por torres, soldados y perros.
Sus casi 170 kilómetros de perímetro fueron una barrera complicada y cara de vigilar para el gobierno de RDA, sin hablar de las complicaciones que supuso explicar a la población la necesidad de crear un Muro de Protección “Antifascista”. Desde la otra cara el término acuñado fué el de Muro de la Vergüenza.
Cicatrices abiertas
Debido a la tardanza por parte de la RDA en la desclasificación de los documentos relacionados en el Muro, o la ausencia de ellos, a día de hoy seguimos sin poder establecer exactamente el número de personas fallecidas al intentar cruzar el muro. La horquilla se mueve entre 125 y más de 200, depende las fuentes y más de 3000 detenidos.
Es quizá este 9 de noviembre una fecha excelente para recordar algunas de las historias que nos ha dejado el Muro de Berlín:
Peter Fechter: Con veinte años el solo quiso libertad
La historia de Peter fue quizás la más mediática por dónde, cuándo, cómo y a quién le ocurrió, vayamos por partes.
El 17 de agosto de 1962, a pocos meses de la Crisis de los Misiles de Cuba, el joven berlinés Peter Fechter, acompañado de su amigo Helmut Kulbeik, intentó atravesar el Muro de Berlín para buscar un nuevo porvenir. Después de pasar un rato escondidos en una carpintería cercana a Check Point Charlie y observar el movimiento de los guardias, decidieron correr hacía el muro. No sin pocos inconvenientes consiguieron alcanzar el muro exterior, Helmut saltó pero cuando encaramado se encontraba Peter, fué interceptado por un guardia que sin mediar palabra, disparó contra el fugitivo. La bala fue a dar en la ingle de Peter, haciéndole caer hacia el interior de la llamada Zona de la Muerte. Peter moriría una hora después por desangramiento sin recibir atención médica.
Decíamos el dónde (centro de Berlín), cuándo (agosto de 1962 como año clave de la tensión capitalista-comunista), cómo (los gritos que le provocó la herida se escucharon largo tiempo), y a quién (a un joven berlinés de apenas 18 años).
Al día siguiente se produjeron manifestaciones por todo Berlín occidental, alcanzándose momentos de mucha tensión, llegando incluso a apedrear un autobús lleno de tropas rusas.
Muchos expertos plantean la hipótesis de que la conocidísima canción “Libre” de Nino Bravo nos cuenta la triste historia de Peter. Esto nunca se ha confirmado, pero lo cierto es que, casualidad o no, la letra es un relato vivo de su historia que emociona en la vibrante voz del genial intérprete valenciano.
De fugarse por el Metro a fugas en Globo
Hay ocasiones que la realidad puede superar el más inspirado sueño de un guionista de Hollywood. Desde las fugas por los túneles abandonados del metro al Túnel 57, una promesa cumplida por parte de Joachim Neumann. Este increíble ingeniero berlinés construyó de forma clandestina un túnel bajo la Bernauer Strasse, por el que consiguieron escapar 57 personas.
Mención aparte merece la historia de los hermanos Bethke, uno fugado nadando atravesando un frío lago, otro saltando en tirolina por encima del muro y el pequeño Egbert rescatando por dos aeroplanos construidos por sus hermanos.
Caída del Muro. Vientos de Cambio decían los Scorpions
Europa respiraba nuevos tiempos a finales de los 80, la llegada de Gorbachov al mando de una URSS que buscaba adaptarse a los nuevos tiempos provocó un remolino de medidas renovadoras, que asolaron los cimientos del Telón de Acero.
Günter Schabowski, alto funcionario de la RDA, era el encargado el día 9 de noviembre de aquel año de notificar en una rueda de prensa que se rebajaban los requisitos para poder acceder a la parte oeste de Europa. En un momento que será por siempre recordado y ante la atenta mirada de un país en directo, Schabowski se adelantó 24 horas al notificar que las medidas entraban en vigor “ab sofort”, (inmediatamente en alemán). Aquellas dos palabras viajaron por la señal de televisión de todo un país que entendió el mensaje de que el Muro se había abierto.
Un gran número de berlineses se dirigieron a los diferentes puestos de control y pidieron poder pasar, hubo momentos de confusión, pero al final los guardias apostados abrieron las barreras haciendo posible la quimera unas horas antes. Las imágenes de los ciudadanos golpeando el muro con la rabia contenida de 28 años dieron la vuelta al mundo y abrieron los informativos de todo el globo. Desde aquel momento, quedaron marcadas en nuestra retina como un momento único, un antes y un después en el transcurso de nuestra historia y escribiendo las bases de nuestro presente.
Berlín 30 años después de la caída del Muro
Hoy Berlín es una ciudad increíble, sede de múltiples starts-ups, vibrante capital europea de todas las vanguardias, y lugar donde artistas y amantes de la música electrónica se dan cita cada año. Una ciudad única como Berlín sólo se puede entender desde los cimientos de su particular historia, sobre todo, la del S.XX, que transcurrió en su palpitar a orillas del Spree forjando nuestro presente, nuestro pasado, y un bonito sueño de futuro.
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Muy buen artículo!!!
¡Muchas gracias! Lo ha escrito un colega mío que es un genio de la historia. =)
Un placer leerlo. Felicidades a tu colega.